Un domingo cualquiera
Pulgada a pulgada, metro a metro se van conquistando los objetivos de la vida, las cosas que valen la pena se tienen que conseguir, se tienen que luchar, y sólo así se puede llegar a las cotas más altas.
Este buen hombre se levantó un domingo cualquiera y tras un fuerte desayuno (probablemente con extra de huevos) le dijo a su mujer que iba a dar una vuelta, a ventilarse, pero hay veces que es imposible descansar, desconectar en nuestra ciudad, así que allí lo tenemos. Empezó en el suelo rodeado de gente que paseaba, alzó la vista y vió que allí estaba su lugar, así que sin dudarlo, escaló y escaló para dejar en este edificio su huella.
Podemos salir del infierno pulgada a pulgada
Carlos Duart